Por Irene De León
La causa del deceso se atribuye a complicaciones que sufrió
después de una cirugía intestinal que le practicaron el domingo en el Hospital
Nacional de Totonicapán. Fue por su estado grave que se procedió a trasladarlo
a la capital.
Era originario de Momostenango, Totonicapán, siempre mostró
ser un luchador empedernido. Sufrió polio durante la niñez y quedó lisado de
una pierna. A los 20 años se hizo cargo de sus 10 hermanos, ya que su padre
falleció. Emigró a la capital, donde
trabajó como barrendero.
Su vida cambió a los 37 años, cuando conoció al poeta Luis
Alfredo Arango, quien lo animó a publicar su primer libro, El Animalero (1990).
Ganó el Premio Internacional de Poesía Blaise Cendrars 1997,
en Suiza. En el 2004 rechazó el Premio Nacional de Literatura Miguel Ángel
Asturias.
“Lo que escribo es lo que cuenta y lo que vale. Si eso tiene
algún valor, va a perdurar con o sin premio; si no tiene algún valor, eso se
muere”, explicó.
Sus obras han sido traducidas al francés, inglés, alemán e
italiano y otros 15 idiomas.
El 29 de julio de 2018, Akabal cumplió uno de sus grandes
sueños: presentar un recital de su poesía en su pueblo natal, Momostenango, lo
cual ocurrió gracias al entusiasmo del grupo de jóvenes Tejedores de
Pensamientos, que promueven la cultura de dicho municipio.
Dos lágrimas
“Cuando nací
me pusieron dos
lágrimas
en los ojos
para que pudiera
ver
el tamaño del
dolor de mi gente”.